
Obviamente los más perjudicados son siempre los que menos ingresos tienen, porque son ellos quienes cargan con la mayor presión tributaria al tener una propensión marginal a gastar mayor que la que tienen los sectores de mayores ingresos, que destinan parte de su renta al ahorro.
Este perverso sistema además fomenta una burocracia terrible, ya que detrás de cada pequeño o gran gravamen hay formularios, papeleo, inscripciones, declaraciones juradas, leyes, decretos, resoluciones, dictámenes, controles administrativos, funcionarios, inspectores, organismos recaudadores, tribunales fiscales, etc, etc, etc. A los contadores públicos este complejo sistema nos da trabajo, pero no nos olvidemos que también pagamos como el resto estos costos impositivos cuando consumimos. Y seamos honestos, la contraprestación realmente no lo vale. ¿O Argentina tiene un sistema de salud pública eficiente, educación estatal de primera, seguridad para los ciudadanos y jubilaciones como para vivir un retiro tranquilo? Y esta carencia no se compensa con un concurso de sorteos como el "IVA y vuelta". El IVA va y va, no vuelve.
No me malinterpreten, no es una crítica al gobierno actual, este sistema funciona así hace rato. Pero creo que ya es hora de un cambio. Nos merecemos un sistema tributario eficiente, progresivo, razonable y simple de entender, donde haya también transparencia y claridad en el destino de los fondos.
El actual sistema genera incentivos a la evasión. ¿Nadie se preocupa por hacer la cuentita y estudiar si bajando y simplificando los impuestos se puede recaudar los mismo por la baja en la informalidad? Parece que esta preocupación no la tiene ningún político. Me encantaría escuchar propuestas pero los candidatos a legislador no tratan el tema.
En un futuro post escribiré sobre el "flat tax", un sistema tributario soñado.
Hasta el proximo post.