viernes, 17 de julio de 2009

Las raíces de la burocracia

A continuación, un email de Pablo recibido en catarsis@malditaburocracia.com:

"Querido amigo:
Modesto consuelo, pero consuelo al fin, saber que otros también sufren las heridas infligidas por las esquirlas de la máquina estatal cuando sus engranajes no presentan el aceitado funcionamiento que vaticinaba el buen salvaje que decidió dejar de andar en bolas y comenzar a pagar impuestos. La vereda de mi domicilio no es demasiado ancha. O al menos, no lo suficientemente ancha para un paraíso con un tronco de casi un metro de diámetro y más de diez de altura. Quizá cuando la municipalidad plantó el árbol la vereda tenía otras dimensiones, o quizá en esa época esta clase de árbol no desarrollaba raíces que rompieran el suelo ni follaje que obstruyera los desagües pluviales, y a mí me tocó en suerte mudarme justo en el momento en que la naturaleza decidió hacer justicia con esta especie, y dotarla de los atributos que mucho tiempo atrás había obsequiado a los demás vegetales de esas dimensiones. Como estas variaciones genéticas se producen cada miles de años, me inclino a pensar que el origen del problema fue un desgraciado movimiento de platas tectónicas el que depositó mi casa a una distancia demasiado corta del árbol que, tiempo atrás, diligentes agentes municipales colocaron allí en procura de una dosis adicional de sombra, oxígeno y felicidad para los vecinos. Lo cierto es que el árbol hace pelota la vereda y cada tanto obstruye las canaletas del techo y permite de ese modo que yo me entere cuando llueve sin necesidad de abrir la ventana. Además, tiene una inclinación inquietante (gracias a Dios, hacia la calle, de modo que es más probable que me quede sin auto que sin casa).


En el año 2006 presenté un reclamo al gobierno de la ciudad (sabrán disculpar si prescindo de las mayúsculas); reclamo que fue reiterado en más de una oportunidad. Evidentemente, la complejidad de la cuestión desaconseja una respuesta apresurada. De hecho, sospecho que para resolver este caso se ha conformado un grupo interdisciplinario al que se ha sumado al telefonista del Area de Espacio Público, porque cuando llamo para preguntar si ya salió la camioneta con la cuadrilla, no responde nadie.
En la página web del gobierno de la ciudad me informan que si yo corto el árbol cometo un delito. Por otra parte, además de los inconvenientes que me produce este "paraíso", según la ley de aceras, el propietario frentista es responsable, junto con el gobierno de la ciudad, por los daños sufridos por los transeúntes a causa de las veredas en mal estado (veredas que, en este caso, han sido dañadas por las raíces del árbol). En ajedrez hay una situación que se denomina "zugzwang", en la que el jugador está obligado a jugar, y todas las movidas disponibles lo conducen a la derrota. ¿Tengo que hacer un juicio para que saquen el arbolito?"

Gracias Pablo por compartir tu experiencia. Entiendo tu frustración. No se puede creer que algo tan sencillo se convierta en una misión imposible por culpa de las trabas burocráticas. Y lo peor es que te exponen a problemas legales como vos bien contas en tu email. Espero que pronto se te de el milagro de que llegue la esperada cuadrilla a tu dirección y resuelva el problema. Avisame y lo celebramos plantando un arbol...

jueves, 16 de julio de 2009

Catarsis colectiva

Hace unos meses, cuando decidí hacer realidad esta idea de crear un blog para escribir sobre los males de la burocracia argentina, mi querido amigo Enrique publicó en su blog personal una definición de este proyecto que me pareció genial: catarsis 2.0. Siguiendo con esa idea original de la catarsis, y fortaleciendo la idea de que este sea un espacio participativo, he decidido que el mismo deje de ser un medio de desahogo personal para convertirse en uno colectivo. Por ello los invito a todos a que envíen sus experiencias (buenas o malas) con la burocracia al siguiente email: catarsis@malditaburocracia.com. Todas ellas serán publicadas en el blog.
A participar!