domingo, 31 de mayo de 2009

Jubilación por internet, un paso adelante

No todas son pálidas por suerte. Hace unos días llegó a la pantalla de mi computadora a través del newsletter de Actualidad Impositiva, una noticia que me parece muy auspiciosa: el trámite jubilatorio se podrá realizar por internet de aquí a dos años. Ciertamente es un paso hacia el futuro y va en contra de la burocracia que implica este trámite actualmente.



La noticia dice que en dos años, las personas que reúnan los requisitos para jubilarse, podrán iniciar el trámite a través de la página de la ANSES, y en 60 días estarían cobrando sus haberes!
Hoy en día el trámite dura varios meses, 6 con mucha suerte, y requiere que el interesado se presente en la ANSES con los certificados de servicios (o los recibos de sueldo) de los últimos 10 años. A partir de ahí alguien tiene que tomar el legajo y revisar los certificados para expedirse. Todo manual. Ahora, aprovechando el registro que tiene AFIP de los aportes y contribuciones que las empresas realizan por sus empleados, todo esto pasaría a ser on line, cosa que seguramente hará el trámite más expeditivo y menos complicado. Esperemos que se cumpla.
Hay tantos trámites que se deben hacer hoy en día personalmente y que se podrían automatizar aprovechando la tecnología e internet: renovación del DNI, cédula y pasaporte, cambio de domicilio, cierre de cuentas bancarias, cambio de titularidad de servicios, etc, etc, etc. Es cuestión de usar la imaginación y pensar un momento cómo facilitarle la vida a la gente, no creen? Qué trámites se imaginan que podrían mejorarse de la misma manera? Espero sus comentarios.
Hasta el próximo post.

martes, 26 de mayo de 2009

Remate = apriete = cometa


Hoy tuve una experiencia nueva, asistí a un remate judicial. Como toda experiencia nueva, tuvo sus cosas buenas y malas, pero lo más importante es que fue un aprendizaje.
Me pareció muy pintoresca la escena: gritos de los interesados cantando sus ofertas a viva voz, mientras el rematador agitaba el martillito metálico para cerrar la subasta, arengando a los participantes a aumentar los valores. Obviamente no fue tan ordenado y sofisticado como los remates que se ven en la tele de las grandes casas de subastas como Sotheby's o Christie's, pero fue una experiencia reveladora. Y, como dije antes, aprendí. Aprendí que hay un espacio más en nuestro bendito país, en nuestra enmarañada burocracia, para actividades non sanctas, para el apriete y para la cometa.
Al llegar al juzgado empezaron a acercarse personas muy interesadas en saber a qué remate estaba asistiendo, y cuánto estaba dispuesto a pagar. Estas personas me aseguraban que me podían hacer ganar el remate si los compensaba con una comisión sobre el valor que cerraba. Como no conocía bien el paño, me hice el gil y les repetí incansablemente que sólo iba a ver cómo era la cosa.
Una vez comenzada la subasta, empezó el show de señas, aprietes, amenazas por lo bajo, una situación por demás incomoda y por lo menos extraña o sospechosa, todo delante del policía que supuestamente tenía que cuidar que el acto se lleve adentante con la mayor transparencia posible. Creo que por cada oferente genuino había atrás 4 o 5 pesados manejando la cosa a gusto.
Al retirarme del lugar comencé a pensar cuánto mejor sería hacer esto por internet, qué beneficioso sería aprovechar la tecnología y realizar los remates judiciales con un sistema parecido al que se utiliza a diario para subastar todo tipo de productos, en páginas como deremate o mercadolibre. Eso haría que la cosa fuese mucho más transparente, menos burocrática, y evitaría que aparezcan estos indeseables intermediarios que viven cobrando comisiones por apretar a gente que va con la mejor intención de adquirir algo siendo el mejor postor. Pero claro, de esa forma se le acabaría el negocio fácil a algunos, no?
Hasta el próximo post.

lunes, 18 de mayo de 2009

Burocracia en las telefónicas, el antimarketing


Cuando estaba estudiando en la facultad, leí que el marketing es un conjunto de principios, metodologías y técnicas a través de las cuales se busca conquistar un mercado, colaborar en la obtención de los objetivos de la organización, y satisfacer las necesidades y deseos de los consumidores o clientes. Bueno, parece que la gente de Telecom no sigue estos principios, metodologías y técnicas, o directamente no les interesa satisfacer las necesidades y deseos de los clientes.
Por qué digo esto? Hace unos meses me encomendaron en el trabajo contratar varias líneas telefónicas para unas oficinas nuevas que estábamos inaugurando. Decidí contratarlas con la gente de Telecom, porque ya trabajabamos con ellos en otras oficinas y la cosa funcionaba bastante bien (tampoco hay tanta opción para elegir en nuestro bendito oligopolio de la comunicación). Luego de solicitar las líneas, a los 10 días aproximadamente, me llegó una carta a la oficina diciendo que el lugar no estaba "habilitado" para instalarlas. Me pareció extraño, ya que antes de pedirlas, había averiguado telefónicamente si la mencionada empresa llegaba a la zona en cuestión. Así que me comuniqué con el ejecutivo de cuenta que tenemos asignado. Y cuál no fue mi sorpresa al enterarme que la maldita burocracia había metido la cola nuevamente.
Al parecer, antes de pedir las líneas, me explicó la empleada de Telecom, la empresa tiene que contratar a un matriculado en no se qué para que presente un plano certificado de la instalación. Este matriculado, a su vez, pide un montón de cosas para certificarte el plano. Hay que comprar materiales, bandejas para los cables, una caja concentradora, y no se cuántas cosas más. Un gasto impresionante. Y todo eso lleva muuucho tiempo, que es lo peor y más desgastante.
En definitiva, pasaron 4 meses desde que pedí las líneas, ya tenemos el plano certificado e hicimos todas las mejoras y modificaciones que nos pidieron, pero lo más importante y lo único que tiene que hacer Telecom, que es tirar un cable desde la calle hasta la caja concentradora que nos hicieron instalar, no está. Es increíble cómo la burocracia se interpone en la comercialización de bienes y servicios y genera costos innecesarios para las empresas proveedoras y los clientes. Algunas cosas no cambiaron tanto desde la vieja Entel.
Hasta el próximo post.

sábado, 2 de mayo de 2009

Cerrar cuenta bancaria, una prueba a la paciencia


Qué linda es la casa central del Standard Bank! Realmente una obra arquitectónica clásica bellísima. No es que sea un estudioso de la arquitectura porteña, nada que ver. Simplemente me vi forzado a pasar muchísimo tiempo en ese magnífico edificio gracias al complicado procedimiento que tienen para cerrar una maldita cuenta. Resumidamente, esto fue lo que ocurrió...
Hace unos años, el por entonces Bank Boston me otorgó un préstamo prendario para la compra de mi primer automóvil. Todo el trámite lo hice, en ese momento, con la concesionaria donde compré el vehículo, sin tener que pisar ni una sola vez el banco, ni siquiera para abrir la caja de ahorro donde me debitarían las cuotas del préstamo. Firmé los papeles en la concesionaria y listo. Tomó sólo 15 minutos.
Ahora bien, llegó el día en que felizmente cancelé completamente dicha deuda, con lo cual ya no tenía sentido conservar esa cuenta bancaria ni pagar su mantenimiento, así que me dispuse a cerrarla. Llamé por teléfono al banco y me dijeron que tenía que acercarme a la sucursal donde estaba radicada la cuenta. Obviamente tuve que averiguar cuál era, ya que, como mencioné anteriormente, nunca había tenido que pisar el banco para abrirla. Así que me tuve que hacer tiempo una mañana para irme hasta el centro a la casa central de Standard Bank, tiempo que era imprescindible para mi trabajo.
Básicamente el trámite se hace en 3 partes. Primero, se hace una cola en la recepción, donde se le explica al empleado del mostrador qué trámite se quiere hacer, para que el mismo te derive al sector de atención a clientes, con un turno, invitándote a esperar sentado. Y menos mal que hay unos sillones muy cómodos, porque estuve allí más de media hora esperando ser atendido. La segunda parte del trámite se lleva a cabo en el sector de ("des") atención a clientes, donde te atiende un ejecutivo al cual hay que explicarle (nuevamente) por qué uno está allí. Y este empleado, te vuelve a derivar al tercer y último paso del trámite. Te manda al subsuelo a hacer otra cola, y hablar con otro empleado del banco para contarle nuevamente el motivo de la visita. Y así, después de acercarse uno a la sucursal, hacer dos colas, esperar ser atendido, y contarle el mismo cuentito 3 veces a 3 pesonas distintas, te vas con el ansiado comprobante de cierre de cuenta. En total, casi dos horas de trámite. Sin duda, la maldita burocracia está presente también en los bancos.
Vivimos en la era de internet, donde uno tiene una clave de home banking y puede transferir de forma segura sus fondos y pagar sus facturas. No pueden idear una forma de que el cierre de cuenta se haga así de fácil también? O será que es una política de retención de clientes vía cansancio y esperan que la gente claudique y deje la cuenta abierta eternamente para no tener que complicarse la vida? Si es así, Standard Bank, tu política apesta.
Hasta el próximo post.